jueves, enero 05, 2006

Escrituras y lecturas en larga duración


En la dirección de analizar conjuntamente lectura y escritura como prácticas sociohistóricas, e insinuando la determinación de la una sobre la otra, señalaba Raymond Williams que la literatura oral de las sociedades que no conocían la escritura, o la conocían sólo de forma marginal, fue, a través de muchas y complejas etapas, transferida a esta nueva técnica material y adicionalmente desarrollada gracias a ella, para proponer un intento de periodización:

"La escritura pasó de ser 1) una función de apoyo y registro, en las cuales la tradición y la composición oral eran todavía predominantes, pasando por 2) una etapa en la que a esta función se añadió la composición escrita para su interpretación oral y 3) una etapa posterior en la que la composición era adicionalmente escrita sólo para ser leída, hasta 4) la etapa más reciente y conocida en la que la mayor parte o virtualmente todas las composiciones eran escritas para ser leídas en silencio, y la escritura, por esta razón, se generalizó finalmente como «literatura»" (WILLIAMS:1982:88) (*)

De aquí sale que, en distintos y largos períodos, "unos" leen mientras que "otros" sólo escuchan, hasta que en la lectura silenciosa ambas prácticas sociales confluyen en la cabeza de un sólo individuo, de modo que, la lectura silenciosa sería el punto de inflexión en que las prácticas sociales de escritura pasaron a determinar las prácticas sociales de lectura.

Desde este marco nuestros trabajos se propusieron combinar la historia de la escritura y su tecnología con la historia de la lectura y sus variaciones desde la oralidad residual de la lectura colectiva en alta voz del catecismo en las aulas conventuales, hasta la ruminatio que preanunciaba la lectura silenciosa individual. De otro modo, del texto para "oir" y memorizar en los "claustros", al texto para "ver" y discutir en los "clubes" ilustrados, con lo que, el control de la ortodoxia se desplaza desde la relación cara a cara al control distante de la palabra tipografiada.

No obstante, dichas transiciones motorizadas por la imprenta desde comienzos de la modernidad, no eliminaron las practicas de lecturas colectivas y corales que se mantienen hasta nuestros días, en especial, como escenas de lectura más o menos ritualizadas y codificadas que se desarrollan en el interior de algunas corporaciones, parroquias o comunidades específicas. Y aquí no podemos dejar de mencionar ciertas prácticas de lectura con el manual escolar como soporte en la lectura inicial hasta las académicas presentaciones en Congresos power-point mediante.

Invitamos a observar la escena de lectura que ilustra el post, como una réplica secularizada en la larguísima duración de la escena del lector de la semana de la regla benedictina.

(*) WILLIAMS, Raymond (1982) Cultura. Sociología de la comunicación y del arte, Barcelona, Paidós.

Ilustración:
Una lectura de Zorrilla. Antonio María Esquivel

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