Literacy/Literacies Alfabetización/Alfabetizaciones
Titulábamos un post anterior con una pregunta ¿Literacy=Alfabetización? anunciando la segunda convocatoria de la 28ª. reunión de la International Standing Conference for the History of Education para señalar las dificultades que plantea la definición de alfabetización.
Recuperando el interrogante seguimos aquí a Berta Braslavsky en un artículo publicado por Lectura y Vida, cuando advierte que en el Diccionario de Alfabetización de la Asociación Internacional de Lectura donde se enumeran treinta y ocho “tipos de alfabetización” se dice que “un consenso sobre una definición única de alfabetización es casi imposible”.
El Diccionario prefiere el uso plural de “alfabetizaciones” (la ISCHe dice “literacies”) y enumera varias definiciones que se refieren a habilidades de leer, niveles de lectura y escritura, niveles de comprensión, dimensiones funcionales sociales y culturales, la extensión del término para nuevas competencias y más aún, como estrategia de liberación en la “capacidad de leer el mundo’’, como lo propone Paulo Freire.
Continúa Berta Braslavsky señalando la ambigüedad del término “literacy”, tanto o más ambigua resulta su traducción a nuestro idioma por el vocablo “alfabetización”, que se encuentra en los diccionarios de la lengua castellana, incluido el de la Real Academia, como “acción y efecto de alfabetizar”, y “alfabetizar”, como “poner por orden las letras” o “enseñar a leer”, y “analfabeto” ( del griego “an”: sin y “alphabetos”) como el que “no sabe leer”. También se encuentra la díada “letrado/ iletrado”, equivalente al “literate/ illiterate”, más cercano al vocablo “literacy” que se vincula al adjetivo “ilustrado”, derivado del latín “litteratus” que significa sabio, docto, instruido.
Se apoya en el diccionario publicado por el diario Clarín (1997) y asesorado por la Academia Argentina de Letras donde se encuentra el sustantivo “alfabetización” con dos acepciones: 1) “enseñanza de las primeras letras”, 2) “acción para combatir el analfabetismo”, para concluir que:
“Son definiciones que podrían responder a la idea surgida empíricamente de la experiencia del siglo XX, que se expresaría desde el punto de vista de una práctica elemental de la lectura y la escritura adquirida por las grandes mayorías.”
La autora pasa revista a las experiencias de promoción de las “campañas de alfabetización” realizadas en algunos países en ocasión de revoluciones o grandes cambios sociales mencionando a la URSS o Cuba (agregaríamos la Revolución Mexicana y Venezuela en nuestros días) e igualmente por agencias internacionales como la UNESCO o la OEA. Y, añade también, el “empeñoso esfuerzo de quienes, en las jóvenes naciones de Latinoamérica, enseñaron la lectura y la escritura a las generaciones que, desde los finales del siglo XIX, se incorporaron al sistema formal naciente”, aludiendo al momento de constitución de los sistemas educativos nacionales y al mandato hegemónico de la formación masiva de lectores.
En esta breve enumeración se encuentra el punto crucial para el análisis socio-histórico de la vinculación entre alfabetización y ciudadanía, tanto de los orígenes del planteo de esa relación como el de los cambios que sufrió según los cambios en los proyectos políticos que fundamentaron las diversas campañas alfabetizadoras.
De otro modo: no es legítimo el singular en la definición de alfabetización porque no es legítimo el singular en el concepto de ciudadanía y el historiador de la educación tiene por tarea interpretar las formas particulares que asume el vínculo en su formulación como estrategia política educativa así como en las modalidades de las prácticas sociales que genera.
Más de una quinta parte de la población adulta del mundo, 771 millones de personas, es analfabeta, de la cual 64 por ciento son mujeres, y a ello agregamos que un 75 por ciento de esos analfabetos adultos vive en 12 países, entre ellos Brasil, países donde 'el analfabetismo va unido a la extrema pobreza. La lista de países con el mayor número de adultos analfabetos está encabezada por China e India, seguida por Bangladesh, Pakistán, Nigeria, Etiopía, Indonesia, Egipto, Irán, Marruecos y Congo.
Las metas de la Educación para Todos fijadas en Jomtien para el 2000, postergadas en Dakar para el 2015, ya no resultan posibles de alcanzar aún en el nuevo plazo.
Recuperando el interrogante seguimos aquí a Berta Braslavsky en un artículo publicado por Lectura y Vida, cuando advierte que en el Diccionario de Alfabetización de la Asociación Internacional de Lectura donde se enumeran treinta y ocho “tipos de alfabetización” se dice que “un consenso sobre una definición única de alfabetización es casi imposible”.
El Diccionario prefiere el uso plural de “alfabetizaciones” (la ISCHe dice “literacies”) y enumera varias definiciones que se refieren a habilidades de leer, niveles de lectura y escritura, niveles de comprensión, dimensiones funcionales sociales y culturales, la extensión del término para nuevas competencias y más aún, como estrategia de liberación en la “capacidad de leer el mundo’’, como lo propone Paulo Freire.
Continúa Berta Braslavsky señalando la ambigüedad del término “literacy”, tanto o más ambigua resulta su traducción a nuestro idioma por el vocablo “alfabetización”, que se encuentra en los diccionarios de la lengua castellana, incluido el de la Real Academia, como “acción y efecto de alfabetizar”, y “alfabetizar”, como “poner por orden las letras” o “enseñar a leer”, y “analfabeto” ( del griego “an”: sin y “alphabetos”) como el que “no sabe leer”. También se encuentra la díada “letrado/ iletrado”, equivalente al “literate/ illiterate”, más cercano al vocablo “literacy” que se vincula al adjetivo “ilustrado”, derivado del latín “litteratus” que significa sabio, docto, instruido.
Se apoya en el diccionario publicado por el diario Clarín (1997) y asesorado por la Academia Argentina de Letras donde se encuentra el sustantivo “alfabetización” con dos acepciones: 1) “enseñanza de las primeras letras”, 2) “acción para combatir el analfabetismo”, para concluir que:
“Son definiciones que podrían responder a la idea surgida empíricamente de la experiencia del siglo XX, que se expresaría desde el punto de vista de una práctica elemental de la lectura y la escritura adquirida por las grandes mayorías.”
La autora pasa revista a las experiencias de promoción de las “campañas de alfabetización” realizadas en algunos países en ocasión de revoluciones o grandes cambios sociales mencionando a la URSS o Cuba (agregaríamos la Revolución Mexicana y Venezuela en nuestros días) e igualmente por agencias internacionales como la UNESCO o la OEA. Y, añade también, el “empeñoso esfuerzo de quienes, en las jóvenes naciones de Latinoamérica, enseñaron la lectura y la escritura a las generaciones que, desde los finales del siglo XIX, se incorporaron al sistema formal naciente”, aludiendo al momento de constitución de los sistemas educativos nacionales y al mandato hegemónico de la formación masiva de lectores.
En esta breve enumeración se encuentra el punto crucial para el análisis socio-histórico de la vinculación entre alfabetización y ciudadanía, tanto de los orígenes del planteo de esa relación como el de los cambios que sufrió según los cambios en los proyectos políticos que fundamentaron las diversas campañas alfabetizadoras.
De otro modo: no es legítimo el singular en la definición de alfabetización porque no es legítimo el singular en el concepto de ciudadanía y el historiador de la educación tiene por tarea interpretar las formas particulares que asume el vínculo en su formulación como estrategia política educativa así como en las modalidades de las prácticas sociales que genera.
Más de una quinta parte de la población adulta del mundo, 771 millones de personas, es analfabeta, de la cual 64 por ciento son mujeres, y a ello agregamos que un 75 por ciento de esos analfabetos adultos vive en 12 países, entre ellos Brasil, países donde 'el analfabetismo va unido a la extrema pobreza. La lista de países con el mayor número de adultos analfabetos está encabezada por China e India, seguida por Bangladesh, Pakistán, Nigeria, Etiopía, Indonesia, Egipto, Irán, Marruecos y Congo.
Las metas de la Educación para Todos fijadas en Jomtien para el 2000, postergadas en Dakar para el 2015, ya no resultan posibles de alcanzar aún en el nuevo plazo.
Ilustración:
Mural de Diego Rivera titulado "Maestra Rural", localizado en el edificio de la SEP, en la Ciudad de México
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