"Hablar" las primeras letras o escribirlas
En el momento en que el constructivismo propuso abrir las puertas de la escuela a las prácticas sociales de lectura y escritura comenzaba el réquiem para el libro escolar cuya memoria procura preservar el proyecto Patre Manes. Decía Delia Lerner:
“...preservar el sentido de los quehaceres del lector y del escritor supone propiciar que sean adquiridos por participación en las prácticas de las que forman parte, que se pongan efectivamente en acción en lugar de ser sustituidos por meras verbalizaciones (...) En síntesis, ejercer las prácticas de lectura y escritura es condición necesaria para poder reflexionar sobre ellas. Es fundamental evitar que hacer y pensar sobre el hacer sean sustituidos por un simple “hablar de “ aquello que sería necesario hacer o sobre lo cual sería necesario reflexionar.” LERNER, Delia (2001) Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario, México DF, SEP/FCE, pp. 101-102. Negritas de la autora
Todavía de un modo más categórico señalaban otras exponentes de la corriente mencionada:
“Descartamos(...) el uso de cartillas o libros de lectura correspondientes a alfabetización inicial que van presentando las letras de manera progresiva y controlada (...) Nuestro rechazo a los textos resultantes de esta concepción [se refiere al conductismo] se fundamenta no sólo en principios epistemológicos, referidos a la concepción de aprendizaje subyacente, sino también a cuestiones lingüísticas y consecuencias pedagógicas” KAUFMAN, Ana María y RODRÍGUEZ, María Elena (1993) La escuela y los textos, Argentina, Santillana, p.60. Negritas de las autoras
Como señaláramos en otro lugar, la presencia del texto escolar ya no constituye el principal eje organizador de las prácticas de aula. Aún sin confundir el escrito con su uso, podríamos sostener que la elección de un libro en las etapas anteriores condicionaba en gran parte contenidos, formas y secuencias temporales en las escenas de lectura. Actualmente nuevos soportes materiales (fotocopias, diarios y revistas, folletos y hasta envases de yerba y galletitas) elevan a un número infinito las posibilidades de nuevas secuencias, combinaciones y finalidades.
Para cerrar este post recuperemos las reflexiones de Delia Lerner acerca de no sustituir por el simple “hablar de” aquello que sería necesario “hacer”.
Trasladadas del tema del aprendizaje de la escritura inicial podrían aplicarse a las nuevas formas de escritura digital. Es decir, no es lo mismo “hablar” del hipertexto que la práctica real de las nuevas tecnologías en la escritura con la variedad de soportes que ofrecen. Entre ellas nuestro blog.
Ilustración: anónimo, cerámica
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