Acerca de la brecha digital
¿Qué entendemos por brecha digital? La brecha digital o "digital divide" es la distancia o separación en las posibilidades de acceso a las tecnologías de información y comunicación basadas en redes digitales. El caso más común y notorio está referido al acceso a internet. Diferentes condiciones sociales, económicas, culturales, políticas -consideramos que son las principales- determinan, promueven o conservan esa división entre las personas que pueden y quienes no pueden disfrutar de los beneficios y ventajas de las tecnologías. Es, en el fondo, un problema grave de inequidad.
En la historia de la humanidad, los desarrollos tecnológicos y su implementación en diversas esferas de la actividad social siempre han generado una brecha o división importante. Hasta el siglo pasado, estas brechas tecnológicas estaban asociadas de modo típico a otra división: norte-sur o de países desarrollados y no desarrollados. Brechas importantes han ocurrido, por ejemplo, con la lectura y escritura, la imprenta, la televisión, la telefonía y otras similares. A fines del siglo XV, solamente un pequeño porcentaje de la población adulta sabía leer y escribir. A fines del siglo XX, similarmente, un pequeño porcentaje de la población mundial sabía usar un buscador en internet o emplear el correo electrónico. En el mundo, aunque muchos no lo sepan, todavía existen sociedades donde no hay textos (impresos en papel, diríamos mejor), televisión ni teléfonos; donde los niños no aprenden ni llegarán a aprender a leer y escribir.
Con frecuencia, el concepto de brecha digital se refiere a no disponer de recursos como las computadoras (y aparatos asociados), y tener acceso limitado o nulo a las redes de comunicación bajo diferentes modalidades: email, telefonía móvil, messenger, etc. También se relaciona con el dominio básico de dichos dispositivos y del software asociado. Un par de décadas atrás sólo unos pocos grupos (estudiantes avanzados, secretarias, profesionales universitarios, principalmente) podían manejar una computadora personal para elaborar documentos incluyendo textos, cálculos y gráficos que luego podían imprimir o "transportar" grabados en "disquetes". Luego vendría "Windows y Office" y el incremento de personas y grupos que dominaron el "entorno operativo gráfico" y las "herramientas de productividad". A medida que sectores emergentes de la sociedad se fueron "alfabetizando digitalmente", también se fue manifestando la naciente brecha digital en nuestros países.
Un enfoque alternativo es considerar que la brecha digital, es además, un impedimento importante para el acceso a la información y, por lo tanto, a la construcción y asimilación de conocimiento; y, en última instancia, a la educación. En la actualidad, de una u otra manera, en diversos grados de compromiso e inversión, todos los sistemas educativos oficiales le otorgan algún espacio a las tecnologías digitales de información y comunicación en sus políticas y planes de gobierno. Las tecnologías han cambiado las condiciones para enseñar y aprender; dónde y cuándo hacerlo, y hasta qué aprender. No darles una prioridad adecuada significará añadir una brecha más a las inequidades existentes en la educación.
A diferencia del siglo pasado, ahora la brecha digital existe de modo "horizontal y vertical" en diferentes espacios y poblaciones. Por lo general, muchos ingenieros (no sólo informáticos) y pocos educadores poseen las competencias mínimas y los criterios suficientes para tomar decisiones, formular planes, asignar recursos y llevar a cabo evaluaciones en este campo: ahí tenemos otra brecha significativa. También hay una clara división y distancia entre los profesores y sus estudiantes, en lo que respecta a la alfabetización digital: los alumnos no sólo les llevan la delantera sino que muchos ya son "nativos" del mundo digital. Ni qué decir respecto de padres e hijos. Talvés muchos padres tengan una dirección email, pero casi todos pondrán cara de sorpresa si usted les pregunta si usan el "messenger" o cuál es su "nick".
La brecha digital, además de las limitaciones en el acceso, está relacionada con el uso inadecuado, distorsionado o insuficiente que se realiza de los recursos tecnológicos. En algunos casos por falta de capacitación no se pueden emplear herramientas y servicios disponibles. En otros, no se aprovechan las ventajas existentes por lo limitado de los enfoques educativos. Un motivo de especial preocupación debe ser la brecha digital que existe en el medio rural vs. las principales ciudades del país, así como las diferencias que enfrentan y distancian cada vez más a las escuelas privadas con facilidades financieras de las escuelas públicas con limitaciones presupuestales.
La "solución" al problema de la brecha digital no es fácil. Depende de diversos factores, es compleja y requiere grandes recursos económicos. Sin embargo, no puede dejarse de considerar aspectos como las políticas de gobierno, los enfoques educativos asociados, las estrategias sociales, los propios desarrollos tecnológicos, y los costos de los recursos y servicios.
Dos elementos a considerar en una estrategia potencialmente exitosa para reducir -si no superar- la brecha digital pueden ser la reducción significativa de costos en equipamiento, infraestructura y servicios de conexión, y la implementación de redes de infocentros o centros comunitarios. Un ejemplo del primero -interesante pero aun por evaluar- es el proyecto auspiciado por el MIT para producir una laptop a cien dólares. Respecto del segundo elemento de la estrategia, será vital reconvertir el esquema de "cabinas públicas" por otro de "servicios a la comunidad". El modelo de cabina promovido por la Red Científica Peruana en la década pasada, hoy está reducido a "tiendas de alquiler de equipos y conexión" sin mayor valor agregado ni integración con su entorno educativo y social.
En nuestros países se han puesto en marcho varias iniciativas y proyectos importantes, tanto por sus objetivos como por sus niveles de cobertura e inversión. Los resultados merecen ser evaluados con cuidado.
Les propongo iniciar un diálogo distribuido por la red con este tema, tan rico y diverso, además de importante para todos nosotros.
Escríbanos a mailto:coloquia@eduticsperu.orgGracias Luis Palomino Iparraguirre
En la historia de la humanidad, los desarrollos tecnológicos y su implementación en diversas esferas de la actividad social siempre han generado una brecha o división importante. Hasta el siglo pasado, estas brechas tecnológicas estaban asociadas de modo típico a otra división: norte-sur o de países desarrollados y no desarrollados. Brechas importantes han ocurrido, por ejemplo, con la lectura y escritura, la imprenta, la televisión, la telefonía y otras similares. A fines del siglo XV, solamente un pequeño porcentaje de la población adulta sabía leer y escribir. A fines del siglo XX, similarmente, un pequeño porcentaje de la población mundial sabía usar un buscador en internet o emplear el correo electrónico. En el mundo, aunque muchos no lo sepan, todavía existen sociedades donde no hay textos (impresos en papel, diríamos mejor), televisión ni teléfonos; donde los niños no aprenden ni llegarán a aprender a leer y escribir.
Con frecuencia, el concepto de brecha digital se refiere a no disponer de recursos como las computadoras (y aparatos asociados), y tener acceso limitado o nulo a las redes de comunicación bajo diferentes modalidades: email, telefonía móvil, messenger, etc. También se relaciona con el dominio básico de dichos dispositivos y del software asociado. Un par de décadas atrás sólo unos pocos grupos (estudiantes avanzados, secretarias, profesionales universitarios, principalmente) podían manejar una computadora personal para elaborar documentos incluyendo textos, cálculos y gráficos que luego podían imprimir o "transportar" grabados en "disquetes". Luego vendría "Windows y Office" y el incremento de personas y grupos que dominaron el "entorno operativo gráfico" y las "herramientas de productividad". A medida que sectores emergentes de la sociedad se fueron "alfabetizando digitalmente", también se fue manifestando la naciente brecha digital en nuestros países.
Un enfoque alternativo es considerar que la brecha digital, es además, un impedimento importante para el acceso a la información y, por lo tanto, a la construcción y asimilación de conocimiento; y, en última instancia, a la educación. En la actualidad, de una u otra manera, en diversos grados de compromiso e inversión, todos los sistemas educativos oficiales le otorgan algún espacio a las tecnologías digitales de información y comunicación en sus políticas y planes de gobierno. Las tecnologías han cambiado las condiciones para enseñar y aprender; dónde y cuándo hacerlo, y hasta qué aprender. No darles una prioridad adecuada significará añadir una brecha más a las inequidades existentes en la educación.
A diferencia del siglo pasado, ahora la brecha digital existe de modo "horizontal y vertical" en diferentes espacios y poblaciones. Por lo general, muchos ingenieros (no sólo informáticos) y pocos educadores poseen las competencias mínimas y los criterios suficientes para tomar decisiones, formular planes, asignar recursos y llevar a cabo evaluaciones en este campo: ahí tenemos otra brecha significativa. También hay una clara división y distancia entre los profesores y sus estudiantes, en lo que respecta a la alfabetización digital: los alumnos no sólo les llevan la delantera sino que muchos ya son "nativos" del mundo digital. Ni qué decir respecto de padres e hijos. Talvés muchos padres tengan una dirección email, pero casi todos pondrán cara de sorpresa si usted les pregunta si usan el "messenger" o cuál es su "nick".
La brecha digital, además de las limitaciones en el acceso, está relacionada con el uso inadecuado, distorsionado o insuficiente que se realiza de los recursos tecnológicos. En algunos casos por falta de capacitación no se pueden emplear herramientas y servicios disponibles. En otros, no se aprovechan las ventajas existentes por lo limitado de los enfoques educativos. Un motivo de especial preocupación debe ser la brecha digital que existe en el medio rural vs. las principales ciudades del país, así como las diferencias que enfrentan y distancian cada vez más a las escuelas privadas con facilidades financieras de las escuelas públicas con limitaciones presupuestales.
La "solución" al problema de la brecha digital no es fácil. Depende de diversos factores, es compleja y requiere grandes recursos económicos. Sin embargo, no puede dejarse de considerar aspectos como las políticas de gobierno, los enfoques educativos asociados, las estrategias sociales, los propios desarrollos tecnológicos, y los costos de los recursos y servicios.
Dos elementos a considerar en una estrategia potencialmente exitosa para reducir -si no superar- la brecha digital pueden ser la reducción significativa de costos en equipamiento, infraestructura y servicios de conexión, y la implementación de redes de infocentros o centros comunitarios. Un ejemplo del primero -interesante pero aun por evaluar- es el proyecto auspiciado por el MIT para producir una laptop a cien dólares. Respecto del segundo elemento de la estrategia, será vital reconvertir el esquema de "cabinas públicas" por otro de "servicios a la comunidad". El modelo de cabina promovido por la Red Científica Peruana en la década pasada, hoy está reducido a "tiendas de alquiler de equipos y conexión" sin mayor valor agregado ni integración con su entorno educativo y social.
En nuestros países se han puesto en marcho varias iniciativas y proyectos importantes, tanto por sus objetivos como por sus niveles de cobertura e inversión. Los resultados merecen ser evaluados con cuidado.
Les propongo iniciar un diálogo distribuido por la red con este tema, tan rico y diverso, además de importante para todos nosotros.
Escríbanos a mailto:coloquia@eduticsperu.orgGracias Luis Palomino Iparraguirre
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