lunes, diciembre 26, 2005

Escenas de lectura. Lecturas en escena

Tuve la oportunidad de escuchar a Frédéric Lambert cuando compartimos un panel en el que desarrolló el tema "Leer y mirar en la cultura de la impaciencia", en el 14º Congreso del programa "El diario en la escuela", realizado en Carlos Paz, Argentina en noviembre de 2000.
Decía el especialista francés, comencemos por imaginar dos situaciones de lectura completamente diferentes.
Lector 1

Levanta su cuchillo e implora a los dioses. Realiza un sacrificio,inmola a un cordero para ver lo que los dioses han dejado como signos sobre el hígado del animal. Nuestro primer lector vivió en el año 3.000 antes de Cristo, en la Mesopotamia, entre el Tigris y el Éufrates. Nuestro lector cree que los dioses pueden enviarle signos para decirle lo que debe hacer, para que su futuro sea mejor. Por consiguiente, este lector espera que los signos le caigan del cielo, atravesando las entrañas del cordero, inscribièndose en el cuerpo del animal, para que él pueda ser el intérprete de la voluntad divina y de su mansedumbre. Leer, es en primera instancia, interpretar los signos, desde donde provengan, para actuar.

Lector 2

Frente a su pantalla informática, tipea sobre un tablero una www. cualquiera y ve aparecer un texto escrito, fotorafías, secuencias de video en directo, signos que le permiten navegar sobre páginas y páginas, un pensamiento arborescente. Nuestro lector sale a buscar la información, retiene los contenidos de los textos y de las imágenes en su disco rígido, conversa con un interlocutor que le responde enseguida, compra un libro por correspondencia, vende su bicicleta en un sitio especializado, parte a la biblioteca del Vaticano, escribe una palabra de amor a su esposa, y mira televisión local que difunde imágenes y sonidos sobre la pantalla de su computadora. Leer hoy en día es siempre interpretar signos para actuar.


Continuaba Lambert señalando que entre estos dos lectores de imágenes y de textos existen ciertamente diferencias. Pero uno y el otro leen signos para vivir en sociedad, en comunidad, para intercambiar con los demás y compartir las mismas creencias.

Pasó luego a proponer ejemplos de otros dos lectores en contextos aun más distintos.

Lector 3

Un hombre con una barba blanca se encuentra parado bajo un roble centenario. Lee un libro grueso que mantiene como a un objeto sagrado, con las dos manos que sostienen una tapa en cuero donde el título del libro aparece en letras doradas. Este hombre representa a la misma sabiduría, la ciencia y la experiencia, también la paciencia, es ciertamente el filósofo.

Lector 4

Un hombre en un omnibus va del trabajo a su casa. Lee una revista de programación televisiva en la cual hay tiras cómicas, resúmenes de sus series preferidas, el anuncio de la reanudación de un novelón que mira en familia. Este hombre corre de un lado al otro y lee la promesa publicitaria de los programas difundidos por una tecnología audiovisual.


Para concluir que no se podría realizar una historia de la lectura que no tomase en consideración el lugar donde se produce el acto de lectura, y el conjunto de apoyos que existen en el entorno de esta lectura.
Lo que Lambert denominó situación de lectura en el mismo panel comenzamos a desarrollarlo como escena de lectura en nuestra intervención.
Finalmente las ilustraciones de nuestros post comienzan a convertirse en un proyecto de trabajo. Pero esta cuestión la dejamos para más adelante.
Ilustración:
Retrato de Lydia Cassat. (hermana de la artista)
Mary Cassat

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